«Mi historia es muy grande», advierte Carlota Boromeo (81 años). Su mamá murió cuando ella tenía nueve años y su padre se unió con una mujer con hijos. Ella era la única niña entre nueve varones, sumados hermanos y hermanastros. Una noche, la madrastra la llevó a dormir al cuarto de sus hijos y uno de ellos la violó. El padre creyó la versión de su mujer: la niña se le había ofrecido al muchacho. El castigo fue mandarla a trabajar a una finca. Allí lloró mucho.
Carlota compuso una canción sobre este episodio de su vida y, el 21 de abril de 2017, la cantó por sorpresa en la presentación del libro que se celebró en la Asociación Rural de la Tercera Edad (ARTE), en el cantón salvadoreño de San Carlos Lempa (San Vicente), frente a los líderes comunales de la asociación. Los asistentes se emocionaron. Ella, lider de ARTE en la comunidad de El Coyol, es además una de las personas mayores que protagonizan el libro Descartados.
Tras aquel episodio trágico de su infancia y con solo 13 años, Carlota tuvo el primero de sus siete hijos. Los crió a todos sin ayuda porque el padre nunca les dio «ni cinco», pero perdió a seis en la guerra civil. Cuatro de ellos murieron de hambre cuando eran niños y los soldados quemaron los cuerpos delante de ella. Saturnino, el único superviviente, ha sido un apoyo esencial para ella. Pero hace ya un tiempo que no puede trabajar porque tiene cáncer, así que el único ingreso de la familia son los US$50 mensuales de la pensión de Carlota y lo que consigue de vender tamales en la calle.