El libro fotoperiodístico Descartados, del profesor y periodista Marc Espín, ya cuenta con su segunda edición. El libro documenta las condiciones de vida de las personas adultas mayores en situación de pobreza y exclusión en El Salvador rural.
A continuación, puedes leer una previa, el prefacio de la nueva edición. Disfrútalo 😉
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PREFACIO DEL AUTOR
Margarita sonríe coqueta asomada por una ventana, lleva el pelo cubierto por un pañuelo. No se dirige a la cámara, si no a Luciano, su esposo, que aparece por un ventanuco contiguo. Él le devuelve el gesto con media sonrisa. Sin ni siquiera tener que mirarla, sabe que ella disfruta este momento y a él esto le complace. La imagen es tierna, amable, dos personas mayores que comparten unos segundos de complicidad con un desconocido (yo), sin que en ese momento sea consciente de toda la ternura que desprenderá la foto.
Me crucé con Margarita unos meses antes de publicar la primera edición de Descartados (2017), cuando recorría las comunidades del Bajo Lempa para documentar cómo viven las personas adultas mayores en El Salvador. En medio de la desolación de la que fui testigo aquellos días, su amor y su alegría me conmovieron. Hay una escena en el recuerdo –fuera del foco– en la que ella le acaricia la mejilla y Luciano la mira con dulzura, agradecido, mientras da pequeños sorbitos de una taza de café. Luciano, entonces, ya estaba frágil de salud y necesitaba una silla de ruedas. Sin embargo, en la foto no se aprecia fragilidad, es más bien una invitación a entender que detrás de esas ventanas hay tanta pobreza como dignidad. Por eso, la imagen del amor entre Luciano y Margarita abre Descartados.
En el último viaje que hice a El Salvador, en agosto de 2021, me volví a encontrar con Margarita cerca de su casa. Rememoramos emocionados el día que nos conocimos y hablamos de cómo el libro nos había cambiado las vidas en solo cinco años, a ella y a mí.
Pese a sus debilidades —algunas de las cuales hemos tratado de enmendar en esta edición actualizada—, Descartados tuvo una sorprendente repercusión mediática y política. Se repartieron casi mil ejemplares entre líderes de opinión y tomadores de decisiones de El Salvador y Centroamérica. El libro y sobre todo su mensaje llegaron al presidente salvadoreño Sánchez Cerén e incluso al papa Francisco, quien nos envió una carta de agradecimiento en la que destaca “la fuerza de las fotos”. Rigoberta Menchú, Nobel de la Paz, recomendó el libro porque, dijo, “encierra la memoria viva de nuestros ancianos y ancianas” y es “un testimonio que se siente y se vive”.
En 2018, lanzamos en Centroamérica una exposición de fotografías llamada igual que el libro, Descartados. Nuestro objetivo era seguir visibilizando la situación de los mayores para procurar un cambio. La inauguramos en el Museo de Arte de San Salvador (MARTE). Su repercusión nos animó a llevarla a Guatemala con el apoyo de la Cooperación Española y, de regreso, a El Salvador con la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos. Al tiempo, impulsamos dos exposiciones en España que han recorrido ya una docena de ciudades en Catalunya, Castilla León, Euskadi y Navarra y siguen de gira gracias al interés de instituciones como el Gobierno de Navarra, los ayuntamientos de Donosti y Sabadell, Deusto Universidad y organizaciones sin ánimo de lucro como ONAY, Tau Fundazioa, Tierra sin Males, Procomar, Ateneu del Món, Fundación La Caixa, entre otras.
Ese mismo 2018, once amigos y yo plantamos la semilla de lo que llamamos Programa de Apadrinamiento, que no era otra cosa que una red solidaria de donantes creada para proporcionar un ingreso básico a los protagonistas del libro que estaban en las peores circunstancias. Poco después mi padre, Emilio, encontró más donantes. En menos de un año, ya éramos una familia de más de 50 donantes y apadrinábamos a nueve personas mayores en situación de extrema pobreza.
En 2019, murió Luciano y para Margarita su pérdida no solo fue un terrible golpe emocional: la pensión de US$50 que recibía Luciano representaba la mitad de los ingresos que entraban en casa. Al quedarse sola, su situación empeoró aún más, así que la incluimos en el programa.
Con la pandemia nos propusimos mantener todos los apadrinamientos y lo logramos. Por el momento hemos conseguido apoyar a 19 personas mayores. En 2021, dimos otro paso: fundar en España la ONG Descartados. Se trata de un proyecto colectivo formado por un equipo de personas honestas, comprometidas y capaces que ya ha participado en esta edición del libro, ha colaborado en la creación de una nueva exposición fotográfica que pone el foco en las mujeres mayores y está volcado en dar continuidad a la labor que había hecho la red solidaria con el Programa de Apadrinamiento, además de impulsar otros proyectos con organizaciones locales para contribuir a la lucha por la dignidad de las personas mayores en El Salvador y Centroamérica.
Ni Margarita ni yo imaginábamos cuando nos conocimos que el libro tejería estos espacios de solidaridad, esperanza y cambio. Un lustro después, ella, dice, lo mira “a cada rato” para recordar la sonrisa de Luciano. Para mí, el universo Descartados es un reencuentro con mis orígenes y le debo una mayor conciencia de la escasez del tiempo, de la fragilidad de la vida, de las propias contradicciones y de mis responsabilidades como privilegiado.
Si tú eres de los que piensa que el mundo se puede transformar, apóyanos. Entre todas y todos podemos ayudar a personas como Margarita a envejecer con dignidad.