El retorno social de cuidar, incluir y reconocer a las personas mayores
Imagina un futuro donde tu valor social disminuye con el paso de los años. Un mundo donde la experiencia es una carga y la soledad, la norma.
No es una distopía lejana, es la realidad de millones de personas mayores hoy. Y, si no actuamos, será el reflejo de nuestro propio futuro.
La conversación sobre el envejecimiento suele reducirse a un asunto de “ellos”, los “descartados” de una sociedad que idolatra la juventud. Pero este no es un problema ajeno ni generacional: es un desafío común que define el futuro que estamos construyendo.
El espejo del futuro que ya está aquí
Los datos no mienten: por primera vez en la historia, el número de personas mayores de 60 años supera al de niños menores de cinco. Según la OMS, para 2050 este grupo casi duplicará su peso en la población mundial.
Esta transformación global ya está en marcha, y nos interpela a todos. Ignorar la precariedad, el aislamiento o la discriminación por edad que muchos enfrentan hoy es sembrar un futuro incierto para nosotros mismos. La forma en que tratamos a nuestros mayores es la medida del mundo que estamos dispuestos a habitar.
Justicia entre generaciones: una deuda con nuestro “yo” futuro
La justicia intergeneracional no es una teoría abstracta, es el compromiso de no dejar un sistema roto a quienes vendrán detrás.
Cada vez que fallamos en garantizar pensiones dignas, atención sanitaria o cuidados accesibles, estamos rompiendo un pacto no escrito con nuestro “yo” del mañana. No se trata de una lucha entre jóvenes y mayores, sino de construir un puente sólido y justo entre generaciones.
La dignidad no puede depender de la fecha de nacimiento.
La respuesta pasa por un cambio de mirada y de prioridades. El desarrollo sostenible no es solo una cuestión ambiental: es también social y humana. “No dejar a nadie atrás” significa incluir a todas las edades en la conversación sobre el futuro.
¿Cómo hacerlo?
- Cambiar la narrativa: Dejar de ver a las personas mayores como una carga y reconocerlas como una fuente de saber y cohesión.
- Fomentar la solidaridad activa: Crear espacios de encuentro y colaboración entre generaciones.
- Exigir entornos inclusivos: Políticas públicas, ciudades accesibles y comunidades que cuiden sin excluir.
El retorno social es invertir en lo que nos sostiene
Apoyar a las personas mayores no es un acto de caridad, sino una inversión social con retorno colectivo. Cada inversión en su bienestar y participación genera beneficios tangibles: mejor salud pública, redes comunitarias más fuertes, cohesión social y transmisión de valores.
Por eso, desde Descartados ONG impulsamos proyectos que demuestran ese retorno: programas como el Apadrinamiento en El Salvador, que garantizan un ingreso básico, promueven autonomía y sostienen comunidades vivas.
Al apoyar hoy a quienes abrieron camino, estamos fortaleciendo el suelo del que también dependerá nuestro propio futuro.
La pregunta ya no es qué mundo dejaremos a las próximas generaciones, sino qué sociedad estamos construyendo para nosotros mismos.
Actuar hoy es cuidar el mañana. Es entender que la dignidad no caduca. Y que el envejecimiento, lejos de ser un problema, es una oportunidad colectiva para construir un mundo más justo, sostenible y humano.


